Bien sabemos que una de las características fundamentales para reconocer al Mashiaj es el cumplimiento en su vida de la Torá.
De esta manera, el nacimiento del Mashiaj también tenía que cumplir con ciertas condiciones establecidas en la Torá, y que fueron cumplidas al momento del nacimiento de Ieshúa HaMashiaj.
El primer requisito que encontramos en la Torá es el Brit Milá (el pacto de la circuncisión) que D-os le dio a Abraham y a sus descendientes. Así, Sefer Bereshit (Génesis) 17:10-12 dice: “Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: Será circuncidado todo varón de entre vosotros. Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros. Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu linaje.”
Ahora bien, cuando Ieshúa HaMashiaj nació, el Brit Jadashá (Nuevo Pacto) nos cuenta en el libro de Lucas 2:21 lo siguiente:
“Cumplidos los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre IESHÚA, el cual le había sido puesto por el ángel antes que fuese concebido.” (Ciertamente su nombre fue puesto por un ángel, tal como también ocurrió con Itzjak en Bereshit 17:19, por ejemplo)
Ieshúa fue circuncidado al octavo día, tal como lo indica la Torá. A su vez, se observa que el mismo día de su brit milá sus padres le pusieron el nombre de Ieshúa. Esta es una práctica muy común a la hora de cumplir con la mitzva del brit milá, ya que es, en ese momento, que los padres le otorgan al niño su nombre.
En segundo lugar, la Torá indica ante el nacimiento de un primogénito varón la mitzva del Pidion HaBen. Sefer Shemot (Éxodo) 13:2 establece que todos los primogénitos, tanto de hombres como de animales, pertenecen a D-os, por cuanto Él rescató a los primogénitos de Israel en Mitzraim (Egipto). Originalmente, estos primogénitos servirían a D-os en el Mishkan (tabernáculo), pero a causa del pecado del becerro de oro (Shemot 32) D-os decidió que solamente los leviim (levitas) llevarían a cabo esta función. Como consecuencia de esto, la Torá establece que todos los padres deben rescatar a sus primogénitos con dinero. Así, dentro de los preceptos de los cohanim y leviim en Sefer Bamidbar (Números) 18:15-16 encontramos lo siguiente:
“Todo lo que abre matriz, de toda carne que ofrecerán a D-os, así de hombres como de animales, será tuyo; pero harás que se redima el primogénito del hombre; también harás redimir el primogénito de animal inmundo. De un mes harás efectuar el rescate de ellos, conforme a tu estimación, por el precio de cinco siclos, conforme al siclo del santuario, que es de veinte geras.”
De esta manera, el Pidion HaBen es el rescate del primogénito varón, donde el padre le entrega a un cohen (sacerdote) cinco shekels, un mes después del nacimiento del niño, tal como lo indica en la Torá y recita una bendición en hebreo agradeciendo a D-os por ordenarnos el rescate de los primogénitos.
Cuando Ieshúa Ha Mashiaj nació, sus padres lo llevaron al Beit Hamikdash para ofrecer el rescate por Él. Así, el Brit Jadashá en Lucas 2:22-24 dice:
“Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, conforme a la Torá de Moshé, le trajeron a Ierushalaim (Jerusalém) para presentarle al Señor (como está escrito en la Torá del Señor: Todo varón que abriere la matriz será llamado santo al Señor), y para ofrecer conforme a lo que se dice en la Torá del Señor: Un par de tórtolas, o dos palominos.”
Resulta interesante ver que Lucas menciona que los padres de Ieshúa se presentaron en el Beit Hamikdash una vez que se cumplió el tiempo de purificación de ellos, conforme está escrito en la Torá. He aquí el tercer requisito: la purificación de la mujer.
De acuerdo con la Torá, en Sefer Vaikrá (Levítico) 12: 2-4 D-os establece que cuando una mujer daba a luz un hijo varón, ella permanecía inmunda durante siete días. A su vez, al octavo día su hijo debía ser circuncidado, pero luego de eso, la mujer debía purificarse durante un período de treinta y tres días donde no podría acercarse al Mishkan. Finalmente, cuando los días de su purificación se cumplían, debía presentar un korban (ofrenda) para holocausto y otro para expiación, los cuales podían ser dos tórtolas o palominos. ¡Esto es precisamente lo que hicieron Iosef y Miriam!
Así, cuando leemos las palabras de Lucas sobre el nacimiento de Ieshúa HaMashiaj y las comparamos con lo que está escrito en la Torá, podemos concluir en que Él era un auténtico iehudí, observante de la Torá, al igual que sus padres, y vemos el cumplimiento de las mitzvot en el nacimiento de Ieshúa, el Mashiaj nacido bajo la Torá.
Shalom!