Siván es el mes tercero, en el calendario hebreo, contando desde Nisán (mes de la salida de Egipto.-
Leemos en Shemot (Exodo 19:1) “En el mes tercero de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, en el mismo día llegaron al desierto de Sinaí.”
En Sinaí, nuestro pueblo, estuvo unido, como comenta Rashí: “como una sola persona, con un solo corazón”, al estar todos juntos esperando lo que sucedería…
Fue en ese mismo lugar que expresamos al unísono y firmemente “Haremos y obedeceremos…”
Y D-os se nos manifestó en tremenda forma, oímos su voz, y allí también recibimos la Torá.- “Y descendió HaShem sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre del monte; y llamó HaShem a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió.” (Shemot 19:20)
Que interesante poder reflexionar acerca de varias ideas alrededor de este mes Siván, y en especial al celebrar Shavuot (Fiesta de las Semanas), la segunda fiesta de peregrinación a Jerusalém.- Por un lado, la unidad que se nos requiere como pueblo al entrar en este mes que recordamos la entrega de la Torá, y por otro lado, la maravillosa imagen de D-os descendiendo para que el hombre limitado, y necesitado pueda ascender a su encuentro.-
Muchos años más tarde, de lo sucedido en Har Sinaí, la noche que nuestro Señor Ieshúa HaMashiaj fue entregado, oró por sus discípulos para que fuesen uno; (como el Padre y El lo eran, son y serán); ya que siete semanas después (en la fiesta de Shavuot) este mismo grupo de hombres debía encontrarse unánime, a fin de recibir la visitación del Ruaj Elohim (El Espíritu de D-os) que les capacitaría para hacer lo que desde un principio nos fue encomendado…ser luz a las naciones, llevando la instrucción de D-os, La Torá…
“No penséis que he venido para abrogar la Torá o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.” Mateo 5:17
Rosh Jodesh Tov!
