Parashá Lej Lejá

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La palabra Parashá significa “porción”, es el nombre que se le da a la porción de la Torá que se lee por semana (parashá hashavúa, la porción de la semana).- 

La división de la Torá para su lectura en un año, desde Bereshit (Génesis) hasta Dvarim (Deuteronomio) corresponde a 54 porciones o parashot.- Cada una de ellas es leída y explicada públicamente en las congregaciones en cada shabat.-

Asimismo, a estas porciones se les agrega también para su lectura, una parte de los profetas (Neviím) conocida como “Haftará”. Y en nuestra congregación judío mesiánica también leemos una porción del Brit Jadashá (Nuevo Pacto) para completar así la parashá semanal.- Es decir, la porción de la Escritura que debemos escuchar con atención para aprender, poner por obra y enseñar a otros a cumplir con los mandatos y preceptos del D-os único y verdadero.- 

De esta forma, la parashá “lej lejá”, que quiere decir “vete para ti”, nos introduce en la historia de uno de los hombres más importantes de las Escrituras: Abraham, el primer patriarca y el padre de la fe.

Esta parashá comienza con el llamado de D-os a Abraham en Bereshit 12: 1-3: “Pero D-os había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.  Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.”

D-os llamó a Abraham a salir de su tierra, de todo lo que él conocía, para llevarlo a una tierra que no había visto y que ni siquiera sabía cómo era. Sin embargo, por la fe, Abraham obedeció a D-os, enseñándonos que no hace falta ver para creer.

Asimismo, en esta parashá encontramos las dos grandes promesas que D-os le hizo a Abraham: Una descendencia tan grande como el polvo de la tierra y la posesión de la tierra de Kenaán. Así, leemos en Bereshit 13:15 – 17: “Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre. Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra; que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada.”

A su vez, estas dos promesas fueron reflejadas en dos pactos particulares que D-os realizó con Abraham y que leemos en esta parashá: En primer lugar, el brit bein habetarim, es decir, el pacto entre las partes (Bereshit 15:7-21) en el cual D-os promete darle a la descendencia de Abraham todo el territorio que va desde el río de Egipto (el Nilo) hasta el río Éufrates, y en segundo lugar, el brit milá, que se traduce como el “pacto de palabra” y hace referencia al pacto de la circuncisión (Bereshit 17) es decir, en este pacto D-os confirma que Él multiplicaría la descendencia de Abraham de tal manera que ya no sería más llamado su nombre “Abram” sino que pasaría a llamarse “Abraham” porque sería “padre de muchedumbre de gentes”, siendo la señal de este pacto la circuncisión de todos los descendientes de Abraham.

Ahora bien, de la misma manera que estudiamos en la parashá anterior (Noaj), la Torá también nos revela el motivo por el cual D-os decidió llamar a Abraham y bendecirlo de esta manera. Así, leemos en Bereshit 15:6: “Y creyó a D-os, y le fue contado por justicia.”

Fue solamente por la fe que Abraham fue justificado delante de D-os, y luego esa misma fe lo llevó a obedecer a D-os, es decir, a obrar conforme a sus mandamientos. Porque la fe se manifiesta en las obras, y sin obras la fe es muerta (Santiago 2:14-26)

Tal es así, que a causa de la fe y la obediencia de Abraham podemos leer en la haftará correspondiente a esta parashá que D-os dice acerca de Él en el libro del profeta Ieshaiá / Isaías 41:8 : “Pero tú, Israel, siervo mío eres; tú, Yaacov, a quien yo escogí, descendencia de Abraham mi amigo”. Pero esto es mucho más profundo. Si bien en las biblias tradicionales la palabra que se utiliza es “amigo”, en el original hebreo la palabra es “ahubí” que quiere decir “mi amado”. Por lo tanto, D-os llama a Abraham como Su amado.

Por último, en el Brit Jadashá volvemos a leer nuevamente acerca de la fe y la justificación delante de D-os por medio de ella: 

“¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne? Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con D-os.  Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a D-os, y le fue contado por justicia. (Romanos 4:1-3)

Porque no por la Torá fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe. (Romanos 4:13)

Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la Torá, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros.” (Romanos 4:16)

Abraham es el padre de la fe, tanto de judíos como de aquellos gentiles que se han acercado al D-os de Israel, porque como D-os mismo le dijo, en su simiente, es decir, a través del Mesías Ieshúa, serían benditas todas las familias de la tierra. 

Los invitamos a cada uno de ustedes a leer entero Romanos 4 para una mayor profundidad sobre el tema.

Shalom. Paz.