Iom Hazicaron es el Día de Conmemoración de los Soldados Caídos en defensa del Estado de Israel y en atentados terroristas.
Es el día de recuerdo oficial de Israel, promulgado como ley en 1963.
Si bien Iom Hazikarón se ha dedicado tradicionalmente a los soldados caídos, la conmemoración también se ha extendido a las víctimas civiles del terrorismo y para aquellos que murieron posteriormente mientras estaban en servicio activo en las fuerzas armadas de Israel.
La sirena se escucha en todo el país y tiene una duración de un minuto, durante el cual se detienen todas las actividades, incluso conducir en las rutas, calles, caminos, y se permanece en silencio, conmemorando a los caídos y mostrando respeto.
Muchos israelíes visitan los lugares de descanso de sus seres queridos durante el día. También se realizan servicios conmemorativos nacionales en presencia de los principales líderes y personal militar de Israel.
Se encienden velas de recuerdo en los hogares, en las escuelas, congregaciones religiosas, también en lugares públicos, y las banderas se bajan a media asta
Conmemorar Iom Hazikarón justo antes de Yom Haatzmaut tiene como objetivo recordarle al pueblo el alto precio pagado por la independencia de Israel, es decir la vida y sacrificio de miles de soldados y civiles.
Con motivo del establecimiento del Estado de Israel, el Dr Jaim Weitzman emitió la frase :
“Ningún pueblo recibe un Estado en una bandeja de plata”. Estas palabras inspiraron al poeta israelí Natán Alterman quien escribió el poema que a continuación transcribimos con motivo de Iom Hazikaron:
EN BANDEJA DE PLATA. Natán Alterman
«Se ha aquietado la tierra. En fronteras humeantes, una aurora indecisa comienza a asomar.
Y una nación dolida, pero aún palpitante, se apresta a recibir el milagro sin par…
De noche la envolvieron alegría y espanto, mientras se disponía a la solemne ocasión.
Ahora, frente a ella, a una joven y un muchacho ve avanzar lentamente, y aguarda la Nación.
Ellos suben la senda: uniforme ordinario, zapatones pesados, en silencio total.
No han cambiado su atuendo ni con agua han borrado las huellas del trabajo y del combate fatal.
Fatigados al límite, abstinentes de pausa, casi niños, retoños del viejo tronco hebreo, se quedarán los dos inmóviles, sin habla, sin señales que indiquen si están vivos o muertos.
La nación los contempla llorando, y fascinada pregunta: -¿Quiénes sois? Le responden, tranquilos:
-Nosotros somos la Bandeja de Plata
en la que recibes el Estado judío.
Luego, envueltos en sombras, caerán a sus pies.
Lo demás ya se nombra en la historia de Israel.»